Puedo realizar todo lo que me propongo si tengo a Dios de mi lado. Tan solo debo esforzarme y no perder mis metas. Trabajar día a día mis objetivos sujetos a los parametros dictados por Dios y todo saldrá satisfactoriamente.
Si camino sujeta a su plan no tengo nada que temer, pues si las cosas no salen como las habia planeado es porque Dios piensa que no me conviene, y me conducirá por el sendero que me conviene.
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